Una avioneta se estrelló en medio de una densa niebla en un barrio de Tierrasanta la madrugada del jueves, presumiblemente matando a las seis personas a bordo, hiriendo a ocho en tierra e incendiando varios coches y viviendas en un complejo militar.
El Cessna 550 Citation II aparentemente rozó un cable eléctrico antes de caer a unos 3 kilómetros del Aeropuerto Ejecutivo Montgomery-Gibbs alrededor de las 3:45 a. m., según las autoridades federales. Un agente de la industria musical y un baterista parecían estar entre los fallecidos.
La avioneta dejó un rastro de destrucción en una calle residencial de la comunidad de Murphy Canyon, incendiando varios coches, causando un enorme agujero en un dúplex esquinero y obligando a la aterrorizada familia de la vivienda a escapar.
La istración Federal de Aviación (FAA) informó que seis personas iban a bordo del Cessna. La policía de San Diego informó el jueves por la tarde que se han confirmado dos muertes, “aunque aún se está determinando el número exacto de fallecidos”.
Unas 100 personas fueron evacuadas del vecindario, justo al oeste de Santo Road, al sureste de la Interestatal 15 y Aero Drive. La mayoría de los heridos recibieron atención médica por lesiones leves en el centro de evacuación, pero uno fue trasladado a un hospital para recibir tratamiento por inhalación de humo.
Fragmentos de la aeronave —piezas aún por identificar— se localizaron debajo de los cables eléctricos, según Elliott Simpson, investigador de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte.
Se encontró un ala del avión en la carretera en el lugar del accidente. Simpson también indicó que es probable que el avión tuviera una caja negra.
El subjefe del Departamento de Bomberos y Rescate de San Diego, Dan Eddy, declaró a la prensa que el accidente dejó un enorme campo de escombros en el vecindario, densamente poblado. Añadió que todos los incendios se extinguieron en pocas horas, salvo un incendio persistente en un automóvil que se resistía a ser extinguido.
Una densa niebla cubría la zona, creando solo media milla de visibilidad en el momento del accidente, según el Servicio Meteorológico Nacional. Las transmisiones de radio de tráfico aéreo indican que el piloto estaba preocupado por las condiciones al aproximarse al aeropuerto de Kearny Mesa.
Las autoridades están trabajando para identificar a los fallecidos y no han revelado quién sospechan que pilotaba el avión. La aeronave está registrada a nombre de una empresa con sede en Alaska, propiedad del agente musical Dave Shapiro, quien es piloto certificado, según los registros de la FAA.
Shapiro trabajó durante años como agente musical en las grandes firmas angelinas United Talent Agency y The Agency Group. En 2018, fundó Sound Talent Group en San Diego.
Su agencia emitió un comunicado el jueves confirmando la muerte de Shapiro. La empresa también informó a The Associated Press que otros dos empleados también estaban a bordo.
Entre los que se cree que viajaban en el avión se encontraba Daniel Williams, exbaterista de la banda de metal de Ohio The Devil Wears Prada. Williams había publicado varias historias de Instagram horas antes del accidente, mostrando el Cessna y a él en el asiento del copiloto junto a Shapiro.
Poca visibilidad.
El avión despegó de Teterboro, Nueva Jersey, el miércoles, según Flightaware.com. Hizo escala en Wichita, Kansas, donde repostó antes de emprender el vuelo de tres horas a San Diego.
El Aeropuerto Montgomery Field no presentó un informe meteorológico el jueves por la mañana, según informó el Servicio Meteorológico Nacional. El informe meteorológico automatizado que los pilotos sintonizan a través de la frecuencia de control de tráfico aéreo no estaba disponible, según las señales de radio en el momento del accidente.
Mientras el avión se aproximaba a la región de San Diego, el piloto solicitó el informe meteorológico de Montgomery-Gibbs. El controlador de tráfico aéreo de Southern California Approach respondió, en un audio grabado por LiveATC.net, que el informe meteorológico automatizado de ese aeropuerto estaba fuera de servicio.
El piloto volvió a preguntar unos minutos después, indicando que había revisado las condiciones en el Aeropuerto Gillespie en El Cajón.
“Solo quería saber si tenía alguna idea sobre el clima. Recibí el pronóstico del tiempo de Gillespie, pero como seguramente sabe, a veces puede ser muy diferente entre Gillespie y Montgomery”, le dijo el piloto al controlador. “Según Gillespie, está prácticamente al mínimo, así que solo quiero ver qué me espera”.
El controlador de tráfico regresó con el informe meteorológico de la Estación Aérea del Cuerpo de Marines de Miramar, que indicaba una visibilidad de 800 metros y un techo de nubes de 60 metros.
“Bueno, no suena muy bien, pero lo intentaremos”, respondió el piloto. Luego preguntó por las condiciones en Brown Field en Otay Mesa, por si acaso. La reacción del piloto ante esas condiciones: “Tampoco es una buena opción”.
El piloto continuó rumbo a Montgomery-Gibbs.
Alrededor de las 3:45 a. m., el piloto anunció por la frecuencia de la torre de Montgomery-Gibbs que el avión estaba a unos 5 kilómetros en aproximación final.
“Sentí calor en todo el cuerpo”.
Ben McCarty se despertó con los gritos de su esposa, seguidos de una explosión.
“Vi naranja y sentí calor en todo el cuerpo”, dijo.
Su sala de estar, llena de escombros, estaba en llamas. Su techo había desaparecido. “Podía ver el cielo nocturno”. Él y su esposa, Srujana McCarty, agarraron a sus dos hijos dormidos para huir por el patio trasero de su dúplex en Salmon Street. No encontraban la manera de salir.
Cinco casas más allá de Salmon Street, el rugido de un avión y una explosión despertaron a Gilbert Gonzalez. Su casa se estremeció. Su esposa vio un destello.
Gonzalez se vistió rápidamente, se puso unas chanclas y salió corriendo. “Se veía toda la franja de llamas al otro lado de la calle”, dijo.
La casa de McCarty, dijo, “acababa de ser demolida”. La camioneta de McCarty, que estaba estacionada en una calle lateral, fue impactada por el avión y empujada hacia la sala de estar de la casa.
Gonzalez, bombero en un barco de la Marina, agarró una escalera y la colocó sobre la cerca trasera de McCarty. Alguien le entregó a Gonzalez dos niños pequeños y él los llevó a una casa cercana.
“Pudimos subir y pasar a nuestros hijos por encima”, recordó McCarty. Mi esposa se subió. Pasé a nuestros dos perros y luego salí.
Los equipos llegan al caos.
Los primeros bomberos que llegaron a la calle Salmon encontraron una densa niebla, una casa en llamas y varios coches también en llamas, según Eddy, subjefe de bomberos.
“Cuando impactó la calle, al consumirse el combustible del avión, arrasó con todos los coches que estaban a ambos lados de la calle”, dijo Eddy sobre el avión. “Se puede ver que todos los coches se incendiaban a ambos lados de la calle”.
Un camión incendiado, que posiblemente salió despedido de la calle, se encontraba frente a una casa con un enorme agujero. Las evacuaciones comenzaron de inmediato.
“Eran las 3:45 de la mañana. Nos preocupaba que la gente estuviera en casa”, dijo Eddy. “Comenzamos a combatir el fuego mientras, al mismo tiempo, revisábamos cada estructura… y nos asegurábamos de que estuvieran desalojadas”.
Añadió que los bomberos “van a darlo todo en esto también. Vamos a traer todas las unidades médicas y camiones que podamos”.
El jefe de policía de San Diego, Scott Wahl, dijo que unos 50 agentes respondieron de inmediato a una escena “bastante horrible”.
“Ver a los policías y bomberos entrar corriendo y empezar a evacuar a la gente”, dijo, “haciendo todo lo posible para salvar la vida de alguien es realmente heroico”.
Menos de una hora después del accidente, las autoridades llamaron a la Sociedad Protectora de Animales de San Diego para que ayudara con los animales en el lugar del accidente, según informó la portavoz de la agencia, Nina Thompson. Los perros fueron trasladados a dos instalaciones de la Sociedad Protectora de Animales, donde trabajadores con trajes especiales para materiales peligrosos los bañaron y descontaminaron.
Hasta las 19:30, el grupo había acogido a 36 mascotas para alojamiento de emergencia y a un perro que había sido entregado por su dueño.
“Estamos juntos en esto”
El complejo Santo Terrace, un conjunto de dúplex de uno y dos pisos en la zona de Murphy Canyon, es una residencia militar. El comandante de la Base Naval de San Diego, capitán Robert Healy, dijo que “la principal preocupación en este momento es garantizar la seguridad de nuestras familias que residen en el vecindario”.
Philip Rizzo, director ejecutivo de Liberty Military Housing, entidad que istra las propiedades, estimó que entre 40 y 50 familias quedarían desplazadas hasta que concluya la investigación. De ellas, quizás entre 15 y 20 familias necesiten realojamiento.
Algunos residentes que evacuaron sus hogares, muchos aún en pijama, se reunieron en el estacionamiento de Navy Exchange la madrugada del jueves, donde se les acercaron voluntarios y personas que les ofrecieron agua, comida, pañales y otros suministros.
“En cuanto supimos lo sucedido, mi esposo y yo empezamos a reunir comida y agua para la gente”, dijo Lisa Monroe, residente del vecindario. “Todos los maestros y todos están ayudando, uniéndose para ayudar”.
Horas después de ayudar a un vecino a salir, González se encontraba en el estacionamiento de Navy Exchange, conversando con otros evacuados.
“Es increíble”, le dijo a un periodista. “Estamos en la pista de aterrizaje de este aeropuerto. Vemos estas cosas pasar sobre nuestras casas todos los días. Y si lo piensas, ¿qué pasaría si cayera un día? Nunca pensé que sucedería de esta manera”.
Accidentes mortales anteriores
Cuando David Rusk, de 52 años, recibió la noticia del accidente desde su casa en Austin, Texas, el jueves, se remontó a una noche horrible de su infancia en San Diego. El 11 de noviembre de 1983, Rusk, de 10 años, se encontraba en la casa de su familia en la calle Salmon cuando una bola de fuego estalló repentinamente en el patio trasero.
El piloto Thomas Lessard intentaba aterrizar su avión monomotor en Montgomery-Gibbs durante una tormenta esa noche. En un segundo intento, chocó contra un cable eléctrico a 3.000 metros de la pista, según el informe del incidente de la NTSB.
El avión se deslizó 120 metros por un campo, dio una vuelta sobre la calle y se estrelló contra el patio de Rusk. El niño observó atónito cómo los vecinos sacaban del avión a Lessard, gravemente herido.
Lessard murió en un hospital. Sus tres pasajeros también fallecieron.
“Las probabilidades de que esté en el mismo lugar son asombrosas”, dijo Rusk. El accidente del jueves recordó a un accidente ocurrido en diciembre de 2021 cerca de El Cajón, en el que murieron dos pilotos y dos enfermeras a bordo de un avión de transporte médico que se estrelló en un barrio residencial al este de Gillespie Field. Al igual que en el accidente del jueves, la ambulancia aérea intentaba aterrizar con mal tiempo y chocó contra cables eléctricos antes de estrellarse contra un barrio. Nadie en tierra resultó herido.
Tan solo dos meses antes, en octubre de 2021, un médico que volaba de su trabajo en Arizona a su casa en San Diego se estrelló en un barrio de Santee mientras intentaba llegar a Montgomery-Gibbs. El médico falleció, al igual que un conductor de UPS cuyo camión fue impactado; una pareja de unos 70 años fue rescatada de una de las dos casas destruidas en el accidente.
En 2017, un avión sufrió problemas en el motor justo después de despegar de Montgomery-Gibbs y se estrelló en un patio escolar vacío antes de derrapar contra una casa en Clairemont. El accidente mató a dos pasajeros del avión y destruyó la casa.
Los redactores Alex Riggins, Lucas Robinson, Gary Robbins y Phillip Molnar contribuyeron a este informe.
Original Story
Six presumed dead when small plane crashes into military homes in Murphy Canyon neighborhood
